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Reflexiones sísmicas

Para cualquier observador desprevenido, la dramática reducción de la exploración sísmica terrestre en Colombia (93%) tiene una relación obvia y directa con la aparatosa caída de los precios internacionales del petróleo. Sin embargo, el análisis no debe detenerse allí y es importante dar vista atrás para repasar la historia y hacerse de un contexto un poco más amplio y enriquecedor.


A partir de la creación de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (2003) la actividad exploratoria, representada principalmente en perforación y sísmica, comenzó un ciclo creciente que nos iba aproximando a los niveles requeridos para garantizar un abastecimiento futuro para la nación.



Entre 2003 y 2010 la adquisición de datos sísmicos mantuvo un crecimiento sólido y vigoroso que llevó la cantidad de sísmica terrestre adquirida en el país a la cifra record de 20.000 kilómetros equivalentes en el año. (ver gráfico 1). El sector sísmico era fuerte y para esa época se contaban del orden de 30 empresas proveedoras de servicios de sísmica de diferentes tamaños. La tendencia indicaba que el mercado continuaría creciendo. Grandes empresas proveedoras de equipos especializados comenzaron a ofrecer tecnología de última generación a precios accesibles para las empresas locales, otorgando facilidades de pago y aceptando una cartera relativamente grande. Lo que sucedió después puede observarse en la misma gráfica. La actividad comenzó una caída gradual pero continua. Para muchas empresas de servicios, muchas de ellas recién creadas para aprovechar el boom, los sueños de crecimiento se convirtieron en humo. Que pasó en 2010 ? Qué pudo causar ese punto de inflexión tan dramático en la actividad terrestre ? No tengo la respuesta, pero es fácil evidenciar que a partir de este año, comenzó a hacerse visible un rechazo sostenido a las actividades de la industria petrolera en todo el país. Los paros, amenazas e interrupciones se volvieron frecuentes. Aquí comenzó a crecer un rosario sin precedentes de exigencias y peticiones que las operadoras y empresas sísmicas terminaron por aceptar para viabilizar sus operaciones y ese fue el primer error.


En medio del desorden, el tema ambiental saltó a la palestra y un puñado de falsos expertos se tomó el trabajo de recorrer el país difundiendo mensajes alarmantes que vaticinaban enormes catástrofes por causa de la sísmica. El jinete del Apocalipsis pasó por Neiva y dejó asustada a toda la población con su teoría del hidrodinamismo y vaticinó tragedias como la de Armero ¨si se dejaban hacer sísmica¨. Lo sorprendente es que le creyeron! Todos. Incluyendo las autoridades! La academia nunca se pronunció de manera contundente ante semejante sarta de mentiras y ese fue otro error. El mismo mensaje, repetido una y otra vez, en Casanare, en Meta, en Boyacá y en todos los rincones, fue calando y creando desconfianza en las comunidades, en las autoridades ambientales y por supuesto en los representantes de la comunidad, desde las Juntas de Acción Comunal hasta el Congreso. Los procesos de socialización de proyectos sísmicos se convirtieron en oscuros escenarios de negociación, donde las consignas ambientales servían para subir el precio de las exigencias. Hoy en día ya son evidentes las mafias enormes que llegaron a participar del festín.


Tal era el escenario a principios del 2014 cuando el país presenció con dolor los efectos de una fuerte sequía en Casanare. Un juicio mediático en un programa de televisión de alto rating crucificó en una hora a la sísmica por ¨dinamitar la tierra¨ y nos colgó el letrero de culpables de la tragedia. Un año después vino a entenderse que todo era falso, pero ya era tarde. El mundo mediático tiene poca reversa.


La conflictividad social ha sido alimentada por mensajes alarmantes faltos de sustento.

En pocos años, los costos de la sísmica subieron como la espuma. Es muy posible que el costo de la sísmica terrestre en Colombia sea el más alto del mundo. Lo peor es que hoy en dia uno no sabe si va a ser posible ejecutar un programa sísmico en un área. Es casi imposible predecir costos y cronogramas. Las normas son caóticas y el desconocimiento campea. ¿Donde quedó la competitividad?


Indicadores de las compañías sísmicas a 2013. CAMPETROL

A finales del 2013, un año antes de la caída del precio internacional del petróleo, los indicadores financieros de las empresas de sísmica ya eran alarmantes. CAMPETROL

La situación era suficientemente difícil a finales del 2014, cuando se produjo la inesperada caída del precio internacional del petróleo. Después de haber alcanzado los 20.000 kilómetros equivalentes en 2010, en lo corrido del 2015 apenas nos acercamos a los 1.500 km. Las pocas empresas de servicios sísmicos que quedan activas transitan cual malabarista en la cuerda floja haciendo gala de una proverbial persistencia, “Esperando que esto se componga”. Es materialmente imposible conseguir un crédito en los bancos pues el riesgo se disparó. La pérdida de empleos directos e indirectos es abrumadora y cada día que pasa se va diluyendo todo el conocimiento y la experiencia ganada en tantos años de ejercicio responsable de la profesión.


Me duele mi país, porque se dejó meter un cuento y le cree más a los malos que a los buenos. Recuerdo que fué entre 1997 y 1998 que el país se dió la pela de analizar seriamente los impactos de la sísmica y lo hizo con lujo de detalles. Echamos a la basura todo eso y retrocedimos. Lamentablemente es así.


Lo bueno de las crisis es que nos dan la oportunidad de parar y pensar. De corregir lo que venía mal. A las empresas operadoras nos quedan lecciones importantes y la transformación ya está en curso. Pero no somos los únicos que debemos cambiar para que la industria vuelva a tomar su rumbo. Se necesita un esfuerzo coordinado de Gobierno e Industria para salvar a una actividad que es la base de la generación de oportunidades exploratorias.


Jaime Checa


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